¡Es increíble lo que la vida te depara cada día! Cada segundo es una vivencia y un gozo tremendo, una pena furtiva, un abrazo, un grito...
Y todo, pero todo es perfecto... Nos lleva a amar, a amarnos, a vernos como necesitados, como almas que anhelan el abrazo de Dios, su amor tremendo, amor que trasciende nuestros pecados y defectos.
Espero poder entender mi historia, hay tantas heridas que nacen, que salen a la luz de nuevo, cuyas costras se remueven con más dolor y sangre, con más pus, pudrición. Son esas lesiones que el alma no borra, quizá para que llegue el momento de compartirlas, de expresarlas, y así poder reconciliarte con tu historia, con tu vida... Así se comienza a confiar, a creer, un espacio en donde la fe y la razón se unen en la vida, en el hoy de cada uno.
Dios les bendiga, recen por mí.