sábado, 27 de septiembre de 2014

Balance en este trecho de la vida (desahogo)

Ayer estuve de cumpleaños. 28 años han comenzado a correr en mi humanidad, y con ello una serie de historias nuevas, vivencias y demases.

Y ante tamaña chorrera de edad, debo verme en la obligación de reflexionar en torno a lo que he hecho en este último tiempo, en estos últimos tiempo. Lo haré, porque en este minuto de la vida he vivido dolores y sinsabores que hacen cuestionarme lo que soy, mis más profundas formas vitales, mis razones. Mi yo.

He cometido errores, muchos errores, de muchos tipos. No soy una persona perfecta, me he visto envuelto en actos y decisiones que han terminado mal, que han implicado daños a muchas personas, que determinan decepciones, dolores, angustias y rabias de parte de los demás. He actuado como un torpe, como un déspota y carente de todo tino, de toda gracia. He actuado con falta de amor.

Me llena el alma de una angustia que hace muchos años no vivía, me duele de ser, me cuestiona el sólo hecho de existir, de reír y cantar, de compartir y caminar por la vida. Sólo una bicicleta y largos viajes, para dar cuenta de mi estupidez, de mi ser-un-saco-de-mierda, experto en hacer doler.

Me desahogo acá, para que puedan sacar lecciones de vida, para que comprendan que no todos en este mundo estamos para compartir de manera plena con el mundo, con las personas que llama queridas... pero en quienes sólo ha habido una respuesta.

Durante estos años la cantidad de decisiones malas se van duplicando a medida que crezco, a medida que me vuelvo más provecto en años. He pensado que soy una especie de Benjamin Button de las relaciones humanas, un retroceso, una ocasión de tropiezo y de juicios que terminan confirmando lo que hace años pensaba: que soy una persona que ha nacido para saborear la soledad. Contra mi voluntad, pero a causa de ella.

Podría alegrarme por muchas cosas. Tengo amigos fieles, personas y familia que me han apoyado en mis momentos duros. Pero la ola de imbecilidades, de cagadas que he dejado desparramado en el camino hasta ayer dan prueba que lo bueno no ha sido lo más abundante, que los dolores propios e infligidos se hacen una cicatriz, una marca que se ve imborrable, imperecedera, y por la cual debo dar cuentas.

Gritos, llantos, miles de reacciones inmundas, insanas y cargadas de negro. Ése ha sido el tiempo previo a una fecha que, a la verdad, perdió toda significación para mí. Es sólo un año más, un tiempo nuevo para ser el mismo imbécil y tarado, para ser el desgraciado de siempre. Un hombre con vocación al cagazo. Un llamado a la soledad plena.

Es hora de encaminarme y asumirme lo que soy: nada, ocasión de escándalo y derrumbe. una bosta desechable.

¿Por qué, Dios mío? Siempre he creído que hago las cosas bien, que tengo capacidades y que soy capaz de dar afecto a los demás... Pero detrás de mí sólo hay un reguero de sangre, de gente dañada, adolorida y sentida. Ante eso, ¿qué hacer, sino encerrarse en su propio mundo, con la convicción clara de no dañar a los demás con el mejor remedio que puede entrar en mi mente: permanecer lejano?

Perdón a quienes he dañado, en este último tiempo, y a quienes he dejado, a quienes he prometido sin cumplir... Sólo trataba de hacer un bien, pero ha salido un maldito mal.

Quizá mañana será otro día, la esperanza es lo único que se pierde. Lo único que quiero hacer es hundirme y hacer un bien a la humanidad, desapareciendo y buscando un encuentro conmigo mismo, lejos de probables víctimas. Hoy, sólo quiero gritar y desgarrarme la voz, perdonando a cada hombre y mujer a quienes he lanzado la flecha, el cuchillo de mi-propio-ser. Y perdonando que tengas que leer esto.

martes, 9 de septiembre de 2014

Prisma

No veas una mancha luminosa
donde existen los mil sabores
de una existencia dichosa
de un mar que se arranca
de un cielo que se propone.

Sonreír no es un lujo, es campo amarillo
de trigos y tiempo,
de maravillas y teneres.

Padecer las horas y las dichas
puñales sueltos de una
tarde.

Cambiar las herraduras de
Rocinante, y endilgar por el
camino de los molinos.

Surcar y deshacerse
en colores.

Una vida se prolonga y se convierte en un amasijo
de colores
de vida.

Un grito.

Un realista está muerto.

A los molinos.

Dark side of the moon.





lunes, 1 de septiembre de 2014

Golpear la mesa (Lc 18, 1-8)


En uno de mis viajes cicleteros por la ciudad, me di el tiempo de mirar con dolor esperanzado el memorial a los DDDD de la UdeC. era de noche, y ameritó el momento para volcarme a la biblia, como un acto de oración por aquellos que no volverán. Al hojear, me encuentro con esto:

Orantes...
     Para inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse, les contó una parábola:
 
—Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en la misma ciudad una viuda que acudía a él para decirle: Hazme justicia contra mi rival.     Por un tiempo se negó, pero más tarde se dijo: Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, así no seguirá molestándome.
    
El Señor añadió:
   —Fíjense en lo que dice el juez injusto;
y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Les digo que inmediatamente les hará justicia. Sólo que, cuando llegue el Hijo del Hombre, ¿encontrará esa fe en la tierra?


Orar sin cansarse, pero... ¿es ese orar que todos conocemos, y del cual algunos se ufanan de practicar en forma abundante? Veamos:

1) Viuda, mujer, olvidada, sin nadie, sin dignidad. Clama con dolor, con angustia, quién sabe... Sólo sabemos que fastidiaba, que insistía, que golpeaba puertas, que lloraba y salía cada día en pos de justicia, ante un rival que quiere perjudicarla. No se callaba, imploraba con valor ante un juez que no pretende escuchar, porque ésta es viuda.

2) Juez, infame, o negligente. Incapaz de hacer justicia, se ufana de no temer a Dios ni a los hombres - no deseaba amar-. Desoye con soltura las peticiones de una paria, porque lo es, y porque no es persona y menos Dios.

3) Acceso a la justicia, por la insistencia de la viuda y a pesar del juez.

Muchos creen que la oración es una especie de reemplazo de la acción, un analgésico al movimiento, una especie de parada permanente. Rezar se vuelve carente de vitalidad, se convierte en una no-acción, o lo que es peor, una anti-acción. La justicia no es posible, sólo hay que orar-callar, y quedarse quieto.

Pero la viuda no para, insiste: su oración es golpear puertas, es mover cielo y tierra para que el juez obre de acuerdo al derecho que no quiere. Es golpear puertas, es golpear la mesa, para que esa atención esté puesta en su dolor, y en la esperanza. Porque no se resigna, tiene esperanza. 

Un cristiano jamás se resigna (Maritain). La oración debe ser acompañada siempre de acción, de insistencia, de un hacerse acompañar con actos concretos de vida, de acción que encarne su petición. Jesús vuelca su vida como una oración, en donde las palabras se hacen, además, vivencias de amor, de justicia, de alegría. Si oramos y nos sentamos, estamos haciendo la mitad de la pega, dejamos el problema ante Dios y sanseacabó. Nos volvemos remilgones y pasivos, fideístas y carentes de iniciativa por Dios y los demás. Sin ir más lejos, nos volvemos como el juez, como camino de involución, frente a la viuda.

Esta viuda clama justicia, fue atendida por el juez inicuo. Y pienso en tantas viudas que claman justicia ante magistrados (les queda grande el nombre, magistrado>magister>"el que es más grande que", de magis), y que poco y nada son oídas. Créanme, no obstante, que Dios hace justicia, porque ya han hecho la mitad del trabajo, ya se han puesto en movimiento, como el discípulo que se mueve con tesón para moverse en clave de Evangelio, de Buena Noticia. Son anunciadoras claras de que la Justicia de Dios es mayor, porque escucha y se pone del lado del que golpea la mesa, más que del se golpea el pecho farisaicamente, por placer egoísta, individualista, olvidando que somos Iglesia en camino, en salida, de nosotros.

Espero que podamos inundar el mundo de la "or-acción" de un verdadero seguidor de Jesús, porque la pregunta final es angustiante, fuerte. Encontrar fe sobre la tierra, ése es el anhelo del Señor de la Vida.

Tengamos fe, porque Dios ya ha contestado. Sólo debemos insistir. Como la viuda, como las viudas de los DDDD que buscan afanosas, que "claman día y noche".

Paz y Bien.-