sábado, 20 de diciembre de 2014

Calendario

Tiempo se hace un poco apocado
y no se rebela contra la inocente
patraña de la condena.

Siento que en ese bosque, donde reina la sonrisa
más verdadera, donde el cielo asume los colores
de tus miradas

en ese espacio que blande el río y las
aves colmenan su estancia y la pueden
desmenuzar

en los encallados musgos y espantosas
sombras que pululan en los horizontes que se vuelven un vértice
en cada árbol que extraño
en cada beso ido y en cada oráculo
acallado en
puras verdades.

Ahí puedo sonreír y bailar.

Ahí puedo gritar con fuerza
como campana que repica
con amor.

Como cuerno que llama
con amor

bueno de verdad.

Por mientras, me dispongo a mirar el sol
y quemarme las entrañas

antes de que llueva y salga de esas nubes un estado de ánimo
imperecedero,
pero gentil, siempre abierto y dador de
verde
tiempo para cantar.

Tiempo.



miércoles, 17 de diciembre de 2014

Revisando los pasos de la gente este año

Descubro sin ambages
el tórrido dolor del
desprecio.

Una luna se cubre ante los aires
del bosque
que crece en mí

y se convierte en un oasis
regado con
llanto.

Con la luna que abre un sendero,
con la luna que me muestra
los negros espacios de interés
de quienes me robaron la noche.

Los senderos que se iluminan de esas estrellas
que no veo
pero ahí están,
para que levante la cabeza.

Suenan a cada instante las llamadas
avisando de la posible
fuga de sangre.
Me quedo atónito, con el fono en la mano.

La sangre que doné a quienes la hicieron
jugo insípido,
un rato,
una risa
y nada más.

Los pasos me recuerdan una canción
que dice

calma, ten calma.

Eso es un chiste corto
ahora.

Ahora.

Quiero que llueva.


jueves, 20 de noviembre de 2014

El Amigo y la Paloma

Se abrieron una mañana las alas introitas,
de un amigo y de una paloma,
los cuales sacrificaron el ensueño de famas,
se hicieron un canto y himnos
para el mañana.

Se separaron de la tierra y se hicieron un presagio,
se encontraron cara a cara con la vida que se hizo la muerte,
no permitieron más barbaridades,
se pusieron a pensar un estaño y un bronce
y parece que les fue muy bien.

Las capitales se abrieron como un extraño
caldo de cultivo para el odio y la
personalidad, pero no debían salirse con la suya
los espaciosos espasmos de esas urbes de fango,
solo la ciudad se enmudeció, cuando
estos amigos de todos, hablaban de la verdad y el
amor que se perdió en el charco hacía ya rato,
como el charco que se formó en mi ser, cuando vi
la vida volar y con ella, mi vida.

Pero no todo es tan bello, no todo se volvió un sueño,
la pesadilla se encargó de borrar al
amigo y la paloma, se encargó de que pasaran los años,
y los borrachos de hoy se encargaran de los ebrios de antaño,
de odio, pero parece que es contagioso y penoso,
como el charco que inunda mis ojos, cuando pienso en
el viejo comunista de Manuel.

Los amigos se dieron el último abrazo, como cuando jugaron la
última pieza del ajedrez, y volcaron sus cuerpos ajados
a tan corta edad, a la muerte
y después de ella, al espíritu de la convicción
de que todo era perfecto y nada trabante.

Me parece que nunca fueron encontrados, pero su incólume presencia
está en los mundos que se entretejieron
y sirvieron de puente y consuelo
para aquellos que les
sobrevivieron y siguen

caminando a las capitales.

(14/02/2010)


miércoles, 19 de noviembre de 2014

Misterium

Hay gente cuerda
hay gente loca
hay gente cuerda de guitarra,
hay gente guitarra.

Guitarra con gente que la llora,
gente que guitarra la llorona,
gente,
gentiles y una barca.

Un pájaro con mirada de cielo.

El cielo y la guitarra,
es igual
una canción en penumbras,
una llamarada pálida de una luna
inquieta,
cromosómica,
salmística y siempre burlona.

Mirar al cielo, y llenar
las retinas de estrellas,
convertir las neuronas en constelaciones creativas,
y gritar, y bailar.

Y quedarse quieto, quieto,
quieto.

Gente cuerda,
en la cuerda floja,
de la guitarra destemplada.




lunes, 13 de octubre de 2014

Discurrir

Observándote.

El camino que viaja por la luna
de los mundos.

Tengo el presentimiento que la
arena que circunda mis zapatos son simplemente
la huella del camino,
cuando me pisa y me llena
de callos y de aprenderes.

Estando con la guitarra de la población,
con el cielo de los campos y los
campos de unos cielos redondos y llenos
de mar,

descubro que en el fondo de la tierra
viven los colibríes y las almas
que anhelan un espacio y pode danzar la danza de los
que aman y se entregan.

Hay tiempo de amar y de más-amar,
de ventura y viaje,
de salto y de un espacio que hay
que llenar
porque estaba lleno
de ese aire frío mañanero llamado
la pena.

Discurrir de la mente, del espíritu iracundo,
del intelecto sesgado y del alma siempre renuente.

Fe.

Una brisa de mañana, una bicicleta ronroneante
vacilaba en su avanzar sereno
por las calles siempre poco agraciadas de la población.

De lejos un rocío de gritos y flores de mar, de cancinos espacios
que se resisten a entregarse al paso inclemente de un cemento torturador.
Me siento espirituado, pleno de gritarte sin miedo los susurros de una noche
de plenilunio, de un escancio y de un sur que resiste las mañanas
de un verde siempre intranquilo y fumigoso.

Esperanza.

Tiple al ristre, tus sonidos evocan un cielo de azules aguas y de sonrosados
espacios, me llaman al amor, al tiempo y las cosechas, a los trigos y a los vuelos erráticos
de un pájaro de atardecer.

No puedo dejar de pensar que si somos uno, uno debemos hacernos con el futuro
con las manos de cada uno.




martes, 7 de octubre de 2014

La Felicidad del Viejo

El viejo que observaba
la luna desde el monte
recordaba con alegría
la vida que esperaba sentado
un sueño de espuma y miel,
un amor de sombras de árbol,
mientras el mundo que vio al nacer
se tambalea en su egoísmo y ocaso.

El viejo era un niño que se mecía frente al río,
miraba a su amada y a la tierra virgen,
y vio que el cóndor y los pumas,
la montaña y el río que era su río,
río de ensueño y esperanza, lo invitaba a naufragar,
a crecer como la araucaria que su tío,
en empeño y posesión de verdades,
le mostró un amanecer de agosto.

El viejo nunca murió,
simplemente pensó y se rió
sentado en el monte,
nunca más una pesadilla,
nunca más la muerte.
Mientras la luna antorchaba
de azul el verde norte

del bosque.

(26/01/2010)



sábado, 27 de septiembre de 2014

Balance en este trecho de la vida (desahogo)

Ayer estuve de cumpleaños. 28 años han comenzado a correr en mi humanidad, y con ello una serie de historias nuevas, vivencias y demases.

Y ante tamaña chorrera de edad, debo verme en la obligación de reflexionar en torno a lo que he hecho en este último tiempo, en estos últimos tiempo. Lo haré, porque en este minuto de la vida he vivido dolores y sinsabores que hacen cuestionarme lo que soy, mis más profundas formas vitales, mis razones. Mi yo.

He cometido errores, muchos errores, de muchos tipos. No soy una persona perfecta, me he visto envuelto en actos y decisiones que han terminado mal, que han implicado daños a muchas personas, que determinan decepciones, dolores, angustias y rabias de parte de los demás. He actuado como un torpe, como un déspota y carente de todo tino, de toda gracia. He actuado con falta de amor.

Me llena el alma de una angustia que hace muchos años no vivía, me duele de ser, me cuestiona el sólo hecho de existir, de reír y cantar, de compartir y caminar por la vida. Sólo una bicicleta y largos viajes, para dar cuenta de mi estupidez, de mi ser-un-saco-de-mierda, experto en hacer doler.

Me desahogo acá, para que puedan sacar lecciones de vida, para que comprendan que no todos en este mundo estamos para compartir de manera plena con el mundo, con las personas que llama queridas... pero en quienes sólo ha habido una respuesta.

Durante estos años la cantidad de decisiones malas se van duplicando a medida que crezco, a medida que me vuelvo más provecto en años. He pensado que soy una especie de Benjamin Button de las relaciones humanas, un retroceso, una ocasión de tropiezo y de juicios que terminan confirmando lo que hace años pensaba: que soy una persona que ha nacido para saborear la soledad. Contra mi voluntad, pero a causa de ella.

Podría alegrarme por muchas cosas. Tengo amigos fieles, personas y familia que me han apoyado en mis momentos duros. Pero la ola de imbecilidades, de cagadas que he dejado desparramado en el camino hasta ayer dan prueba que lo bueno no ha sido lo más abundante, que los dolores propios e infligidos se hacen una cicatriz, una marca que se ve imborrable, imperecedera, y por la cual debo dar cuentas.

Gritos, llantos, miles de reacciones inmundas, insanas y cargadas de negro. Ése ha sido el tiempo previo a una fecha que, a la verdad, perdió toda significación para mí. Es sólo un año más, un tiempo nuevo para ser el mismo imbécil y tarado, para ser el desgraciado de siempre. Un hombre con vocación al cagazo. Un llamado a la soledad plena.

Es hora de encaminarme y asumirme lo que soy: nada, ocasión de escándalo y derrumbe. una bosta desechable.

¿Por qué, Dios mío? Siempre he creído que hago las cosas bien, que tengo capacidades y que soy capaz de dar afecto a los demás... Pero detrás de mí sólo hay un reguero de sangre, de gente dañada, adolorida y sentida. Ante eso, ¿qué hacer, sino encerrarse en su propio mundo, con la convicción clara de no dañar a los demás con el mejor remedio que puede entrar en mi mente: permanecer lejano?

Perdón a quienes he dañado, en este último tiempo, y a quienes he dejado, a quienes he prometido sin cumplir... Sólo trataba de hacer un bien, pero ha salido un maldito mal.

Quizá mañana será otro día, la esperanza es lo único que se pierde. Lo único que quiero hacer es hundirme y hacer un bien a la humanidad, desapareciendo y buscando un encuentro conmigo mismo, lejos de probables víctimas. Hoy, sólo quiero gritar y desgarrarme la voz, perdonando a cada hombre y mujer a quienes he lanzado la flecha, el cuchillo de mi-propio-ser. Y perdonando que tengas que leer esto.

martes, 9 de septiembre de 2014

Prisma

No veas una mancha luminosa
donde existen los mil sabores
de una existencia dichosa
de un mar que se arranca
de un cielo que se propone.

Sonreír no es un lujo, es campo amarillo
de trigos y tiempo,
de maravillas y teneres.

Padecer las horas y las dichas
puñales sueltos de una
tarde.

Cambiar las herraduras de
Rocinante, y endilgar por el
camino de los molinos.

Surcar y deshacerse
en colores.

Una vida se prolonga y se convierte en un amasijo
de colores
de vida.

Un grito.

Un realista está muerto.

A los molinos.

Dark side of the moon.





lunes, 1 de septiembre de 2014

Golpear la mesa (Lc 18, 1-8)


En uno de mis viajes cicleteros por la ciudad, me di el tiempo de mirar con dolor esperanzado el memorial a los DDDD de la UdeC. era de noche, y ameritó el momento para volcarme a la biblia, como un acto de oración por aquellos que no volverán. Al hojear, me encuentro con esto:

Orantes...
     Para inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse, les contó una parábola:
 
—Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en la misma ciudad una viuda que acudía a él para decirle: Hazme justicia contra mi rival.     Por un tiempo se negó, pero más tarde se dijo: Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, así no seguirá molestándome.
    
El Señor añadió:
   —Fíjense en lo que dice el juez injusto;
y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Les digo que inmediatamente les hará justicia. Sólo que, cuando llegue el Hijo del Hombre, ¿encontrará esa fe en la tierra?


Orar sin cansarse, pero... ¿es ese orar que todos conocemos, y del cual algunos se ufanan de practicar en forma abundante? Veamos:

1) Viuda, mujer, olvidada, sin nadie, sin dignidad. Clama con dolor, con angustia, quién sabe... Sólo sabemos que fastidiaba, que insistía, que golpeaba puertas, que lloraba y salía cada día en pos de justicia, ante un rival que quiere perjudicarla. No se callaba, imploraba con valor ante un juez que no pretende escuchar, porque ésta es viuda.

2) Juez, infame, o negligente. Incapaz de hacer justicia, se ufana de no temer a Dios ni a los hombres - no deseaba amar-. Desoye con soltura las peticiones de una paria, porque lo es, y porque no es persona y menos Dios.

3) Acceso a la justicia, por la insistencia de la viuda y a pesar del juez.

Muchos creen que la oración es una especie de reemplazo de la acción, un analgésico al movimiento, una especie de parada permanente. Rezar se vuelve carente de vitalidad, se convierte en una no-acción, o lo que es peor, una anti-acción. La justicia no es posible, sólo hay que orar-callar, y quedarse quieto.

Pero la viuda no para, insiste: su oración es golpear puertas, es mover cielo y tierra para que el juez obre de acuerdo al derecho que no quiere. Es golpear puertas, es golpear la mesa, para que esa atención esté puesta en su dolor, y en la esperanza. Porque no se resigna, tiene esperanza. 

Un cristiano jamás se resigna (Maritain). La oración debe ser acompañada siempre de acción, de insistencia, de un hacerse acompañar con actos concretos de vida, de acción que encarne su petición. Jesús vuelca su vida como una oración, en donde las palabras se hacen, además, vivencias de amor, de justicia, de alegría. Si oramos y nos sentamos, estamos haciendo la mitad de la pega, dejamos el problema ante Dios y sanseacabó. Nos volvemos remilgones y pasivos, fideístas y carentes de iniciativa por Dios y los demás. Sin ir más lejos, nos volvemos como el juez, como camino de involución, frente a la viuda.

Esta viuda clama justicia, fue atendida por el juez inicuo. Y pienso en tantas viudas que claman justicia ante magistrados (les queda grande el nombre, magistrado>magister>"el que es más grande que", de magis), y que poco y nada son oídas. Créanme, no obstante, que Dios hace justicia, porque ya han hecho la mitad del trabajo, ya se han puesto en movimiento, como el discípulo que se mueve con tesón para moverse en clave de Evangelio, de Buena Noticia. Son anunciadoras claras de que la Justicia de Dios es mayor, porque escucha y se pone del lado del que golpea la mesa, más que del se golpea el pecho farisaicamente, por placer egoísta, individualista, olvidando que somos Iglesia en camino, en salida, de nosotros.

Espero que podamos inundar el mundo de la "or-acción" de un verdadero seguidor de Jesús, porque la pregunta final es angustiante, fuerte. Encontrar fe sobre la tierra, ése es el anhelo del Señor de la Vida.

Tengamos fe, porque Dios ya ha contestado. Sólo debemos insistir. Como la viuda, como las viudas de los DDDD que buscan afanosas, que "claman día y noche".

Paz y Bien.-

 


martes, 5 de agosto de 2014

Claridad



Es sólo darse la vuelta,
tomar la mano
y compartir.

Y verás las aguas caer,
los cielos saltar
y los mares gritar.

Para ser amados
y recibir el abrazo

Un lago en calma.

Panes, peces,
Amor
vida.

lunes, 28 de julio de 2014

Paz.

Nada puede justificar la muerte, nadie puede colocar argumentos pretendidamente racionales para justificar la guerra, el hambre, y la masacre. Un cristiano está llamado a llevar hasta las últimas consecuencias el mensaje de paz que Jesús propone, un mensaje donde se propone un Reino que crece lento, pero seguro, y que hace mella de armas, flechas y lanzas, y las convierte en azadones, palas, hospitales y escuelas.

No faltará el que me acuse de pacifista empedernido. Pero es el Evangelio el que da las directrices, si lo vemos de esa manera. El Evangelio es una propuesta de paz, que no busca el vasallaje, ni la conquista; mucho menos "evangelizar" invadiendo, poniendo paradigmas. Evangelio es buena nueva para todos, y la buena produce la fiesta, la alegría, y la fraternidad llevada a los más altos conceptos.

No se trata de una paz idiota, es verdadera paz, en donde también se verifican conflictos duros, tremendos, que pueden llevar al quiebre. Somos humanos, no lo olvidemos. Pero Jesús nos propone una forma nueva de tratar estos haberes conflictivos, mediante su propia persona: hombre que dialoga y enseña, "con autoridad", pero con autoridad de amor, que no impone, sino que propone. Actitud de justicia, que no antepone la violencia, sino el amor creativo y rebelde.

El cristiano es hombre para la paz, lucha por ella, con las "armas" de la denuncia, del anuncio y el consuelo, con la acción como dimensión teológica. Se aboca en defender y promover a conversión en quienes hacen del odio y la muerte una forma de vida. En pocas palabras, adopta la actitud de Cristo, lo imita, en solidaridad, respeto, denuncia y anuncio. Y esto, hasta las últimas e inevitables consecuencias.

Las guerras que asolan el mundo son clara muestra de nuestra debilidad y carencia a la hora de enfrentar conflictos y resolverlos. Siria, Irak, Ucrania, Gaza... Lugares en donde la tragedia de la guerra golpea diariamente las vidas de millones de personas, en su mayoría civiles inocentes. Y en ese sentido, es bueno declarar que nada justifica la guerra. A pesar de nuestra agresividad, somos capaces de lograr cosas bellas, de construir mundos mejores. Dios nos ha hecho a su imagen y semejanza, somo personas movidas al bien, que buscan lo bueno, pero que comete errores. Insisto, nada justifica el enfrentamiento armado, ni siquiera los más preclaros argumentos religiosos.

Y éstos son los más preocupantes y dolorosos. El Cristianismo, el Islam, el Judaísmo, no son expresiones para la violencia, creen en un mismo Dios de paz, de amor y alegría. Malas interpretaciones teológicas, sed de venganza, conquista, han sido los justificantes de dolorosas páginas en la fe de muchos pueblos, que, en nombre de un Dios creado por ellos, han salido a matar a quienes son sus hermanos, por el hecho de ser seres humanos. Nada justifica la muerte, nada.

Me pone triste leer argumentos, que basados en la fe (¿serían realmente basados en la fe?, ¿o son un remedo de un cuerpo de doctrinas que nada tienen que ver con la expresión auténticamente creyente?), intentan dar luz verde a todo tipo de atropello. Son los que celebran, sentados en las butacas de sus casas y frente a la tv, cada bomba asesina de niños e inocentes. Son los que dan gracias a Dios por permitir ocupar, sin ningún tipo de costo, más "tierra santa". Ellos no entienden (o no quieren entender) la dinámica del Reino. Son más bien adictos a doctrinas sin carne, han sacado la vida del ser cristiano, musulmán, judío... Ven enemigos en todos lados, no hombres y mujeres a quienes amar y servir.

Abramos los ojos, más bien los oídos. Nadie está libre del conflicto, pero una cultura de verdadera paz nos hace bien. Y para ello, es necesario volvernos a Jesús.

Paz y Bien


miércoles, 16 de julio de 2014

Un poco de decencia

Solo quiero pedir
un poco de decencia.

Un poco más de cantos,
de manos cruzadas,
y menos de
cruzadas redondas
y torcidas.

Que las arenas sean
las mismas
para moros y cristianos
y judíos.

Que venga el mensajero de la
Paz,
el que trae las buenas noticias,
el que hace de las lanzas,
bombas y misiles
podaderas
arados
voces de niños que cantan
nubes del mar
una nube.

Virgen del Har Karmel.

Maranatah,
ven Señor de la Vida,
renueva la faz de
la/tu/nuestra tierra.

viernes, 18 de abril de 2014

Via communis, Via crucis.

Avanzaba por las calles, en la soledad de un fin de semana largo, que para muchos fueron meras vacaciones, un calmante en medio del denodado culto al dios del dinero, del trabajo esclavizante, del hedonismo...

Gente que. sin malicia, caminaba, jugaba, miraba el ambiente, peloteaba, sin malicia.

Otros competían en desenfrenadas carreras, tonificaban los músculos y daban rienda a los más elevados pensamientos en torno a las planicies de un pensar más bien huero. Muchas personas en ello, muchas gentes, en todo.

Nadie se percata del detalle, nadie toma en cuenta lo que ocurría, a pocos metros, kilómetros, jornadas de viaje.

Y en esto me detengo, compungido, algo desolado (¿así pensaban los chicos que iban a Emaús?), y pienso en que, quizá a unos metros de mí, Jesús, el liberador, el salvador, el que comía, caminaba, bebía, el que curaba enfermos, levantaba muertos, el que trajo la liberación a los pobres, el que hizo trizas las cadenas del pecado, el dolor, la injusticia... Ése, estaba clavado en una cruz, castigo oprobioso para los rebeldes al imperio, pedido por el poder político-religioso de Jerusalén, Ahí moría, entregaba el espíritu, vencía a la muerte, ahí estaba por su vida consecuente, por ser Emmanuel. Ése estaba muerto.

Y la gente, pasa que pasa, quizá la mitad de la ciudad ni idea tenía de lo que acontecía. Los burros, las carretas, los autos, los bólidos construidos a partir de Ladas, los caballos, los romanos, los niños, los pololos, el viejo curado. Todos pasaban, todos caminaban.

Pero están los testigos, los que vieron al Rabbí morir y no claudicaron en acompañarlo en las horas de la oscuridad (María, mujeres, Juan), los que huyeron despavoridos ante el peligro, los que fueron sembrados por la semilla de una palabra de salvación, de conversión plena, los que sintieron miedo, al punto de ser Pedro negando con los gallos de la madrugada, los que fueron acogidos por Él, a pesar de ser lo último de lo último, los parias. Esos sí vieron, sí irán en sus vidas, hechos y palabras, relatando a aquéllos que pasaron pacíficos por ese día, a aquéllos que ya no quieren escuchar (culpa nuestra, sin duda), a las gentes que se movían como si nada, que algo diferente, insólito, sucedió esa jornada. Un día más.

Pero que no fue un día cualquiera. Menos el que le siguió.

Paz y Bien.-

Hora

Tener un poco de agallas
me hace temblar.
Obvio.

Soy hombre,
no pez.

Sácame del castillo oscuro y
Tórrido de un mañana simple
y muerto.

Las luces
me refieren reflejos
y dolorosos despertares.

El cáliz de la hora.

Y tú,
en la hora,
hierro es semilla
de muertes e
in-auditos.

jueves, 27 de febrero de 2014

El Terremoto.

27 de Febrero de 2010, un día inolvidable, guardado en la conciencia de esta generación... fue el momento del terremoto, nuestro terremoto, nuestra vivencia, nuestros dolores, nuestros actos de ira, pena, y alegre solidaridad. Un remezón multidimensional, que no sólo movió tierra, casas y al mar: fue un movimiento de los espíritus, de nuestra interioridad, un espacio de búsqueda espiritual fundamental.

Recuerdo con sentido homenaje a una de las víctimas más cercanas a nuestro entorno: Alonso... Dios acoge a este pequeño, cuyo talento para la pelota nos deleitaba a quienes compartimos las lides futboleras en aquel tiempo. Con él, mi homenaje a todas las víctimas de este terremoto, todas, sin duda alguna, bajo el alero de Dios.

Recuerdo con dolor el resultado de una sociedad a la que se le educó (educa) en la posesión enfermiza de bienes suntuosos, un modelo anti-evangélico de acumulación, de trabajoliquismo, en pos de "las cosas". Miles intentaron obtener los anhelos que la propaganda social inculcaba en las mentes. Junto a las cosas básicas, sacadas en el ánimo de la desesperación, aparecían televisores, celulares, ropas caras... Artículos que la sociedad de consumo transformó en desquiciantes elementos de primera (quizá única) necesidad.

Recuerdo la solidaridad de los pobladores, su reconocimiento como tales, la organización precaria, pero necesaria, en tiempos de indefensión. Ahora pienso: eso es signo de nuestros tiempo que derrota la parsimoniosa mentalidad individualista, egoísta.

Recuerdo que los jóvenes, entre los que estaban los de la Iglesia, se esforzaban y donaban su tiempo para la noble causa de la solidaridad, trabajando sin no poca dificultad por repartir ayuda, consuelo, alegría. Se entregaban si más, sin esperar nada a cambio, más que la satisfacción de llamamiento a salir en pos de los miles de Cristos sufrientes, abandonados.

Recuerdo a un gobierno mal asesorado, con nefastas influencias que determinaron muertes y desapariciones de ciudadanos, de familias enteras. Hasta el día de hoy, nadie se hace responsable.

Recuerdo a los chiquillos, a los amigos incondicionales, a quienes apoyamos en la dificultad...

Recuerdo la noche previa, cuando el Harry llegó a mi hogar, siendo las 10.30 de la noche, para acordar un ensayo musical que nunca se concretó. Fue esa noche una noche extraña, cálida, de luna brillante y cielo algo nuboso.

Recuerdo la oración en familia, en ese instante preciso del movimiento, en mi pieza, único lugar que permaneció firma de mi casa. El resto se movió 10 cm a estribor. Años después requirió reparaciones urgentes.

Recuerdo esa oración... fue la primera en años. Como también recuerdo a aquellos que, poco formados en la fe, aseguraban que el  terremoto es producto de un castigo divino. Como si Dios fuese un policía y juez implacable, olvidando al Dios-es-Amor. De eso, todos los cristianos somos responsables de crear una imagen errada de Dios, de Jesús...

Muchos recuerdos aparecen en ese día, y en los que siguieron. Esos quedarán para la conversación anecdótica, en aquellas tardes en que recordemos la vivencia del terremoto. No habrá, por ende, foto. Cada uno tiene las suyas, en su cámara, celular, en su mente y vida.

Y, nuevamente, te recuerdo y te abrazo en mi recuerdo, Alonso... Que los ángeles te acompañen, y (por qué no), te mandes una pichanga celestial, eterna...

Paz y Bien.-






lunes, 10 de febrero de 2014

El luminoso sabor de la vivencia cristiana (Mt 5, 13-16)

El epílogo de las Bienaventuranzas. La conclusión del programa de vida que todo cristiano está llamado a seguir, la Nueva Ley del Amor, que se desglosa inclemente sobre los fundamentos de la insolidaridad, del egoísmo, del pecado. Ésta es la lectura del evangelio leído el día de hoy, una palabra que requiere buen tino, ya que, al verla en detalle, es un profundo llamado, más serio de lo que se pretende a simple vista.

La sal (v 13) da sabor, los resalta, les da intensidad, color. Hace que todo alimento (bueno, casi todos) tengan un suculento sabor. La sal en Palestina era inestimable, y en el mundo antiguo en general. No en vano la palabra " salario" tiene profunda relación con la sal (con este aliño pagaban en parte a los soldados). La sal, además, tiene propiedades de conservación, permite mantener a los alimentos protegidos de la putrefacción, y así se pueden consumir, ser utilizados por más tiempo.

Acá viene dos ideas, al respecto:

- La sal da sabor a la existencia, por ende el cristiano es quien le pone sabor, sentido, a la vida humana, a sus actividades, vivencias, anhelos, dolores y esperanzas. Como es "sal de la tierra", no está hecha para guardarse en el salero, sino para saborear la existencia de-afuera, la que realmente es importante. Para que funcione, debe ser de exterior, sino pierde sabor, se desvirtúa, se pone sosa, desabrida. Es también llamado del cristiano permanecer fresco, capaz de resaltar la existencia y potenciarla en su valor positivo, resaltar los sabores, como mencioné antes.

- La sal tiene la propiedad de hacer perdurable los alimentos. Por ende, el valor del cristiano es hacer perdurable el Reino en medio de los Hombres, conservarlo, permitir que la nueva Alianza sea una "alianza de sal" (Nm 18, 19), en donde la fraternidad entre cada uno de nosotros, humanos, miembros del mundo, y de la comunidad cristiana; en donde la paz, la solidaridad y la lucha contra todo lo que sea anti-Reino sea firme, poderosa, inquebrantable. Si la sal-nosotros no cumple con esa expectativa, es simplemente fácil de desparramar, todo se hace inestable, más podrido: se puede pisar, por inservible.

La sal tiene el propósito de "hacer sabroso el mundo de los hombres en su alianza con Dios" (X. Léon-Dufour, "sal", en Vocabulario de Teología Bíblica, p 824). Con la sal, las comunidades pueden hacer sabrosa la existencia de todos los hombres, y responder ante ello con lazos fuertes e inalterables. Saborear la existencia, pero sin caer en corrupción, en palabras de J.A. Pagola (http://blogs.periodistadigital.com/buenas-noticias.php/2014/02/03/salir-a-las-periferias)

La luz ilumina, es algo evidente... Así es evidente (en realidad, y lamentablemente, no es tan así) para los discípulos de Jesús. No se puede ocultar la ciudad en la punta del cerro, ya que es absolutamente claro que se encuentra en ese sitio. ¡Tampoco se debe dejar la luz en baúl! Es significativo el signo: tenemos la luz, Jesús es la luz del mundo, que ilumina la nueva creación y nos trae liberación y un mundo mejor, pero está ahí, guardado, sin cumplir su función: alumbrar.

Alumbrar (v 14), para sacar a las tinieblas, para que el pueblo que andaba en tinieblas la vea (cf Is 9, 1s) y contemple, se pueda mirar a sí mismo y darse cuenta de su condición de hijos de Dios; para que pueda mirar al otro, a los que sufren en especial, y pueda contemplar, darse cuenta de que ese otro es también hermano. Alumbrar, para que las tinieblas retrocedan, y pueda dejarse mostrar al Hombre, ante los demás y ante sí mismo, ver haca afuera y hacia su interior. Conversión y servicio, eso propone la luz. Para actuar, hay que ver-nos.

Ser luz del mundo, para que los hombres vean... pero no para engreírnos ni mostrarnos como iluminados, como una especie de raza privilegiada. El evangelizar, el ser-Evangelio, en cada aspecto de la vida, desde los simples y cotidianos hasta los significativos, aquéllos momentos que demandan una opción plena por Jesús, la comunidad de la Iglesia y los pobres y humillados; eso no debe ser un motivo de orgullo, sino de siempre servir, amar y servir. Si los hombres no dan gloria a Dios (v 16), y la dan a las personas ¡a nosotros!, hay que preocuparse.

No hay que envanecerse, ni ser un showman-woman, ni dárselas de profeta o de gurú pseudoreformador. Los grandes y verdaderos cristianos, los que, como San Francisco, abogan por el Evangelio, por una Iglesia plena, que es de/para/con todos, trabajan siempre en la luz del servicio y la entrega, dando sabor y consistencia a nuestro mundo. Para que todos demos gloria a Dios y, a la vez, seamos y sigamos el llamado de ser eso, sal y luz. Ésta es tarea de todos.

Paz y bien.-




sábado, 8 de febrero de 2014

El Pablo (los otros Cristos)

Hoy fueron los funerales de Pablo. Un hombre que vivió durante años en las calles, que se transformaron en su cobijo, su esperanza, un refugio.

Pablo fue un hombre de profundas convicciones, de fe inquebrantable, de una devoción a toda prueba. Amaba a Dios con el alma de un sencillo, un pequeño que ve todo desde una óptica simple, libre, y pedía en cada Misa, sin rodeos ni palabras grandilocuentes, por sus amigos, sus hermanos, los de la calle.

Agudo como nadie, inteligente, despierto (como un niño), siempre vivaracho. Con un humor a toda prueba, siempre decía cosas en los momentos más inesperados, incluso cuando se celebraban importantes y adustos encuentros.

El alcoholismo fue su cruz, una cruz que, como la de Jesús, lo llevó a la muerte, bajo una noche lluviosa de febrero, lejos, muy lejos de su amada parroquia.

Mientras lo despedíamos, pensaba en lo difícil que es ver en aquellas personas que sufren el rostro de Cristo. Es doloroso y aleccionador, a la vez, recordar cada momento en que, por miedo, egoísmo o desprecio, rehuímos de ellos, pasando por alto el llamado a amar a Dios/amar al prójimo. Olvidamos a tantos Pablos que circulan por nuestras vidas, cuando hemos sido llamados a las "periferias existenciales", en palabras de nuestro papa Francisco.

Nuestro llamado es a buscar a otros Pablos, Cristos, acogerlos, cuidarlos, amarlos. Darles herramientas, apoyo, sostén en sus vidas, aciertos y caídas.

Porque en ellos está el rostro de Jesús, en estos humildes, que son como niños.

Descansa en paz, Pablito, entra en el gozo de tu Señor, y que María que acoja, te reciba con dulzura.

Como a un niño.

Paz y Bien.

lunes, 13 de enero de 2014

El torrente

Hay momentos en que las
aguas del corazón
son sólo
un mal afluente, un pozo seco
o una napa sin perforar.

Hay días que esos océanos
se tornan el desierto más enfermante,
el llanto más polvo,
el viento seco
de una angustia que traspasa
y se hace lanza y fuego.

No es el Fuego que quema,
no,
no es zarza.

Es el fuego que quema y te transforma en las nubes
sueltas de un verano
cubierto e infamado
por los espacios ígneos que
aplastan los bosques.

Jesús llega al Jordán,
torrente de la vida
Jordán
Jesús.

Aguas que quiero me inunden, aguas que anhelo
despedacen las costras
de un desierto sin gracia
desgracia.

Juan bautiza con agua de Jordán.

Jesús, torrente que cubre
humanidad
creación.

La paloma es unción,
nos trae la paz de una alianza
de aguas dóciles y limpias.

Éste es mi hijo muy querido
amado
predilecto,
en él
me complazco.

Quiero ser torrente.