domingo, 12 de agosto de 2012

Abraham

La hospitalidad de Abraham, conocida como
la Teofanía del Mambré


Abraham...

Me resulta impresionante este Abraham... Cómo pudo salir de su tierra, de su país, de su parentela, para emprender una aventura que, hasta para los ojos de hoy, parece absurda? Cómo pudo tomar a su hijo, el amado Isaac, con la intención de sacrificarlo? Cómo?

Podría parecer desconcertante la vida de este patriarca, pero es precisamente el mayor modelo de eso que siempre flaquea en nuestra existencia: LA FE.

El Padre de muchos Pueblos ni siquiera preguntó (al inicio, al menos) el porqué de tan increíble mandato de Dios... No, partió lejos, hacia otras tierras, a otro país, desconocido, poblado, seguramente, de tribus y pueblos desconocidos y belicosos. No preguntó. sin vacilar se puso a la escucha de las palabras del Señor, y respondió, porque él confió en la promesa de dios, un Dios que no falla, que es fiel a la Alianza.

Ni siquiera chistó cuando recibió de Dios el mandato de sacrificar a su primogénito Isaac... La descendencia que tanto costó, la promesa directa de Dios a una pareja de ancianos, tenía que ser inmolada. Claro, Dios jamás permitiría el sacrificio de humanos (que no se malinterprete con el sacrificio pascual de Cristo en la cruz, es otra historia, que va a ser tratada pronto), el relato tiene un claro carácter explicativo con respecto a esa situación, pero... Abraham nuevamente "aprueba el test de la blancura", su fe se ha mostrado firme: en su esencia, en su respuesta, en su firme convicción de la confianza a un Dios que pasa en medio de las víctimas, se muestra como el Padre de la Fe, que compartimos el pueblo judía y la Iglesia extendida por el mundo. 

Tanto que fue capaz de acoger en su tienda ni más ni menos que a los enviados del mismo Dios!

Una fe que trasciende la ley, tan brillantemente argumentado por Pablo en su carta a los romanos, una fe que es adhesión plena, que es salvación para quien tiene este encuentro de frentón con el Señor.

La historia de Abraham es también una muestra de que la fe pasa por momentos de flaqueza. Cosa de ver a nuestro amigo riendo para sus adentros cuando Dios le anuncia el gran regalo prometido de la descendencia! 

Es por eso que, viendo a este hombre, debemos pedir la gracia de creer, de ser fiel y de confiar en el amor de Dios, que se muestra siempre como don, al cual nosotros estamos llamados a acoger y responder.

La Paz.-