lunes, 1 de septiembre de 2014

Golpear la mesa (Lc 18, 1-8)


En uno de mis viajes cicleteros por la ciudad, me di el tiempo de mirar con dolor esperanzado el memorial a los DDDD de la UdeC. era de noche, y ameritó el momento para volcarme a la biblia, como un acto de oración por aquellos que no volverán. Al hojear, me encuentro con esto:

Orantes...
     Para inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse, les contó una parábola:
 
—Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en la misma ciudad una viuda que acudía a él para decirle: Hazme justicia contra mi rival.     Por un tiempo se negó, pero más tarde se dijo: Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, así no seguirá molestándome.
    
El Señor añadió:
   —Fíjense en lo que dice el juez injusto;
y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Les digo que inmediatamente les hará justicia. Sólo que, cuando llegue el Hijo del Hombre, ¿encontrará esa fe en la tierra?


Orar sin cansarse, pero... ¿es ese orar que todos conocemos, y del cual algunos se ufanan de practicar en forma abundante? Veamos:

1) Viuda, mujer, olvidada, sin nadie, sin dignidad. Clama con dolor, con angustia, quién sabe... Sólo sabemos que fastidiaba, que insistía, que golpeaba puertas, que lloraba y salía cada día en pos de justicia, ante un rival que quiere perjudicarla. No se callaba, imploraba con valor ante un juez que no pretende escuchar, porque ésta es viuda.

2) Juez, infame, o negligente. Incapaz de hacer justicia, se ufana de no temer a Dios ni a los hombres - no deseaba amar-. Desoye con soltura las peticiones de una paria, porque lo es, y porque no es persona y menos Dios.

3) Acceso a la justicia, por la insistencia de la viuda y a pesar del juez.

Muchos creen que la oración es una especie de reemplazo de la acción, un analgésico al movimiento, una especie de parada permanente. Rezar se vuelve carente de vitalidad, se convierte en una no-acción, o lo que es peor, una anti-acción. La justicia no es posible, sólo hay que orar-callar, y quedarse quieto.

Pero la viuda no para, insiste: su oración es golpear puertas, es mover cielo y tierra para que el juez obre de acuerdo al derecho que no quiere. Es golpear puertas, es golpear la mesa, para que esa atención esté puesta en su dolor, y en la esperanza. Porque no se resigna, tiene esperanza. 

Un cristiano jamás se resigna (Maritain). La oración debe ser acompañada siempre de acción, de insistencia, de un hacerse acompañar con actos concretos de vida, de acción que encarne su petición. Jesús vuelca su vida como una oración, en donde las palabras se hacen, además, vivencias de amor, de justicia, de alegría. Si oramos y nos sentamos, estamos haciendo la mitad de la pega, dejamos el problema ante Dios y sanseacabó. Nos volvemos remilgones y pasivos, fideístas y carentes de iniciativa por Dios y los demás. Sin ir más lejos, nos volvemos como el juez, como camino de involución, frente a la viuda.

Esta viuda clama justicia, fue atendida por el juez inicuo. Y pienso en tantas viudas que claman justicia ante magistrados (les queda grande el nombre, magistrado>magister>"el que es más grande que", de magis), y que poco y nada son oídas. Créanme, no obstante, que Dios hace justicia, porque ya han hecho la mitad del trabajo, ya se han puesto en movimiento, como el discípulo que se mueve con tesón para moverse en clave de Evangelio, de Buena Noticia. Son anunciadoras claras de que la Justicia de Dios es mayor, porque escucha y se pone del lado del que golpea la mesa, más que del se golpea el pecho farisaicamente, por placer egoísta, individualista, olvidando que somos Iglesia en camino, en salida, de nosotros.

Espero que podamos inundar el mundo de la "or-acción" de un verdadero seguidor de Jesús, porque la pregunta final es angustiante, fuerte. Encontrar fe sobre la tierra, ése es el anhelo del Señor de la Vida.

Tengamos fe, porque Dios ya ha contestado. Sólo debemos insistir. Como la viuda, como las viudas de los DDDD que buscan afanosas, que "claman día y noche".

Paz y Bien.-

 


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