En
quinientas horas no se puede comprender
cómo
fue a parar al tacho de los
sueños
rotos, los sueños de
la
mañana entera.
Me
parece algo descabellado, pero no puedo argumentar,
sólo
me apetece un grito
pero
no lo quiero, me engaña
me
lanza al suelo.
Las
sonrisas de un paraje domado
son
tan falsas como mis recuerdos de
algo
alegre en la vida
pero
tengo la fuerza de un búfalo,
y al
búfalo lo borraron del norte de América
pero
la fuerza está rasante en los palomos
y
los queltehues,
está
inmersa en una tierra que no
mana
leche
y
miel,
sino
pinos y sangre de pinos
sangre
de pueblos
sangre.
Mis
dolores se vuelven una canción, pero la
canción
no es mía, es simplemente
un
copypaste de un giro de tuercas
de
una existencia que se volvió una neblina
y
una neblina que espero
sea
luminosa.
Porque
a estas alturas de un camino pedregoso y dormido,
entre
sauces y estancias,
entre
comidas y cumplidas maneras,
no
se puede convertir en foco,
sólo
espero ser niebla,
niebla
luminosa,
que
inspira
ama
y se
desvanece en la mañana.
(28/03/2015)