Es difícil. Es difícil ver lo negro de la vida, debido, claro, a nuestra comodidad, a nuestro estar-ahí, la pereza de nuestras cotidianidades.
Más aún, cuando toca una fibra profunda de tu ser, cuando se pasa de la seguridad a la angustia de perder algo, la amenaza de que un ser vivo quiera hacerte daño, destruirte, derrumbarte.
Qué nos queda? la venganza? eso es lo que sale del corazón, lo primero que surge en nuestro cuerpo de carne. Tomar el palo, el fusil, lo que sea, y proferir todo tipo de insultos, imprecaciones, y agresiones. Buscar la muerte, en fin.
Pero... qué nos queda? Esperar. Esperar en Dios, confiar en Él, no desfallecer... porque todo lo que nos espera es bueno, todo es mejor en el futuro. Dios nos regala una historia maravillosa, sólo debemos, como los niños, dejarnos llevar. Nada más, sólo eso... Pero quizá te parezca tonto, estúpido, conformista todo lo que digo, pero acaso no fue el mismo Dios que se hizo pecado, humillación, dolor, por ti y por mí, para que con esa cruz gloriosa nos apuntara el camino al cielo? Acaso después mandó ese ejército de ángeles que lo defenderían en caso de sufrir algún daño? Él fue como un cordero llevado al matadero...
Hoy estás llamado a ser ese cordero, a colocar el cuello, y a amar...
Paciencia, voluntad de Dios...
