Pero qué fácil es la vida
cuando queremos desechar
personas,
prójimos fastidiosos
personas
fastidiosas.
Ser fastidioso es un amplio concepto,
de alto y demandado estudio.
Da para un Magister,
puede anotarse para que me explique
unas cuantas incomprensiones.
(El fastidio, en realidad, puede que sea
esperanza e insistencia,
esperanza, pero hoy
cambian las
semánticas del corazón
de tantos)
Pero déjeme mostrarle el modus operandi.
Un botón, presione, y
listo.
Elimina historias, hechos, pasados, vidas,
futuros, porque las personas hoy
son un botón de desecho,
un vínculo débil,
algo que no exige compromisos ni la vida.
Es sólo un botón, de hola
o de ¿adiós?
Nadie se despide del fastidio.
Un prójimo.
Pero ya perdoné.
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