lunes, 7 de noviembre de 2011

Esperanza

Esperanza, esperar...

En este mundo de hoy, donde el tiempo es tan corto y sus segundos más breves, esperar parece convertirse en un lujo... O más bien en una pérdida de tiempo, un disparate.

Esperanza es una palabra que muchos quisieron traer a esta tierra, a este mundo, cortando los vínculos con Dios, que nos da la verdadera esperanza, aquella que viene con Cristo, Señor que nos regala... Sus resultados fueron desastrosos.

En este mundo, no muy diferente del anterior, que posa su espera en los hechos materiales, en las cosas que duran poco y se mueren y van, Cristo nos ofrece una nueva mirada, ver el mundo con los ojos del Evangelio, con los ojos de Él, que es todo amor.

Relacionando fe con esperanza, nos damos cuenta que en la escritura, ambas palabras van asociadas, que son casi una sola... Los Padres notaban esa relación, y la aplicaban en lo concreto de la existencia, enseñanza depositada hoy en la Iglesia: que existe algo más allá, algo a lo cual somos llamados, que nuestra vida no se supedita a la existencia terrena... SOMOS LLAMADOS AL CIELO, a la presencia del Amor Total... Con esta alegría, con este gozo, ni la muerte, la vida, ni lo presente, ni lo futuro, ni la altura ni la profundidad, ni otra criatura alguna nos podrá separar del amor de Aquél que está vivo y resucitado...

Pidamos a María, estrella del mar, que sea ella quien nos alumbre al Hijo, Señor que todo cumple.

No hay comentarios:

Publicar un comentario