miércoles, 25 de julio de 2012

Alegría y yo...



La alegría y yo hemos tenido una relación bastante complicada.

Desde pequeño siempre he tenido serios problemas de bajones emocionales y esas cosas. Algunos personajes tienden a llamar a eso "depresión", no sé si será mi caso... La cosa es que durante mi vida paso por momentos realmente delicados con mi estado de ánimo: me pongo irritable y triste, me asalta el corazón de angustia y ganas de mandar todo a la punta de la más alta montaña...

Ante esto, mi interés es ver qué pasa en mi vida, y, claro, hay situaciones y hechos que a mí no se me habían pasado por la cabeza, en cuanto al ser cristiano.

Un cristiano está llamado a ser feliz!

No es un jingle, ni la letra pegadiza de la nueva canción de moda en las parroquias, y la clave de un terapeuta: es un certeza, que ve uno por la gracia: el Ser Feliz.

Nuestro corazón y nuestro ser, como creación de Dios, tiende a la comunión plena y a una relación más profunda con Él; al ser creaturas suyas, buscamos la plena seguridad y confianza en el Señor, fuente de la verdadera dicha. No obstante, nuestra dicha es imperfecta si buscamos por sí solos esa felicidad, más aún es desdichada nuestra existencia cuando ponemos el corazón en lo que es perecedero, en lo que los chanchos y las polillas destruyen: el dinero, los placeres, los lujos, los ídolos...

Y ha sido tanto el amor que nuestro Padre nos ha prodigado, que nos ha dado a su único Hijo, fiel y perfecta imagen de la alegría, que viene del anunciar el evangelio, que viene del cumplir en el amor la voluntad perfecta del Padre, donándose incluso en su vida por el rescate de muchos, que viene del ser vencedor de la muerte y del pecado. Su alegría es total, y un llamado a cada uno de nosotros ver nuestros avatares y dolores en la dimensión de la cruz y de la vida.

Es necesario tomar este mensaje de salvación, esta buena Nueva que es la persona de Jesús, y hacerlo vida, y pedir esa gracias, y ponerse al seguimiento de Cristo, como así lo hiciera María, la bendita y alegre Madre de Dios, la eternamente felicitada por todas las generaciones.

Yo? seguiré pidiendo al Señor la gracia de la alegría completa y total, porque la necesito mucho, y veo que haciendo la voluntad del Padre y pidiendo su Santo Espíritu entraré en el gozo de mi Señor.

La Paz.-

3 comentarios: