domingo, 8 de diciembre de 2013

Pensares II

Quizá sea muy juzgón con relación al posteo anterior, pero tampoco puedo callar cuando el pecado cunde y daña el corazón de las personas.

Acá tampoco se trata de una acusación a los ricos... Ellos también están llamados a la conversión! Cuando el dios-dinero está impregnando cada aspecto de la vida de las personas, las lleva a un nivel de esclavitud tal que no pueden ver con los ojos del alma. El joven rico es un ejemplo de ello: el cumplir todas las leyes y preceptos no le impidieron cegar al deslumbre oscuro del dinero.

Ponernos a la escucha y ver a nuestros hermanos explotados, pobres, no debe ser visto para un fin instrumental, para que acudamos a ellos para nuestro beneficio. La pobreza, la miseria del mundo es culpa de las estructuras de pecado que asolan cada uno de los aspectos más íntimos de la dignidad humana. Al luchar contra el poder de las riquezas buscamos mayor dignidad, mayor engrandecimiento de la persona humana, hacerla digna, plena, sin trabas para su desarrollo.

No está mal decir que nuestra misión es traer el cielo a nuestras comunidades, a nuestro mundo... No se trata del paraíso en la tierra, sino de acoger el Reino de Dios, de proponerlo y hacer de él nuestro programa, nuestro planteamiento, nuestra vida. Jesús así lo quiso, vino a traer la realidad del cielo a la tierra, y unirla, como Él, persona divina y en dos naturalezas perfectamente unidas, humana y divina.

Si el mundo se hace como Jesús, si nos unimos a él, podríamos decir que lo llenaremos de lo divino, y será esa combinación total, perfecta, que hará al hombre encontrase con los demás y consigo mismo como imagen-y-semejanza-de-Dios.

(Ando breve, pero más adelante haremos algo más extenso, en especial con respecto a mis gustos biblistas)

Paz y Bien.-

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