lunes, 17 de octubre de 2016

Constantes

No paren, aunque los mares secos
se vuelvan un puro sueño
desconcertado.

Aunque los llantos sean más que
los rotos
pañuelos del consuelo.

No paren.

Hasta que las velas no ardan

o hasta los complejos de abstinencia.

No dejen de hacer, de llorar, de reír o
lanzar la foca.

No paren. No
paren.

Hasta que la esperanza sea pan
de cada día y
de cada árbol noble abonado.

Hasta que rías, hasta que sueñes, hasta
que la mentira sea
un ahogo que ya se
marchó. Hasta que
el grito se infunda valor y siembre
amores dulces y la
vida.

Por favor, no pares de hablar

palabras carne
manos que rezan,
canciones dulces.
Cosa de no parar
vivir con vida para todos.

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