martes, 8 de mayo de 2018

Bicicletaje

Volar por los intestinos de
la rota ciudad, con la bicicleta

compañera inmutable, de verdad,
rodante implacable y temor de
quienes hacen el culto al
humo de sus complejos

autos enormes de marcas norteamericanas,
que parten y devoran sangre de niños
sirios
y de otras visitas del Tío Sam.

Volar en esa montura de libertad, de esas ruedas algo
lesionadas, pero con los cascos fieles, para rodar
rodar
  rodar
    rodar
      rodar.

Porque me persiguen y llevo dentro un tesoro,
quiero reír, y tú me llevas lejos, ante la majestuosidad
de ese cuerpo de agua, agua
pura
pura verdad, dolor y esperanza.

Y ahí estamos, sentados, esperando la estrella, hablando con
las estrellas, con las paradojas en acción.

Gracias por circunnavegar esta ciudad de otoños permanentes.

pero
estás en silencio.



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