Una noche de aquellas... Nocturno aguacero, bendita lluvia... |
Ver estrellas tililando en el cielo, ver cómo la ciudad se apaga y se muere dulcemente en un espacio de unas cuantas horas, ver cómo las sombras se transforman en inspiración para la luz de un poema, un pensamiento, como la inmensidad de la soledad se transforma en un encuentro con el Creador más íntimo, más totalizador...
Recuerdo varias noches, una en las orillas del lago Ranco, tirado en la playa viendo las estrellas más nítidas que he visto. También cuando trabajé de sereno en un edificio, viendo como los departamentos se oscurecían, las gentes desaparecían aterrorizadas por el frío inclemente de un invierno que se acababa, y aparecían los ruidos, los gatos, uno que otro bohemio... Y la inmensidad de una noche.
O cuando estaba con mi polola, mi Romi, sentados hablando a las 3 de la mañana en la escalera de la casa de retiro de Los Ángeles, viendo las nubes pasar, las estrellas aparecer y desaparecer, los espacios del pensamiento.
Amo las noches, en especial las noches nubladas, más todavía las noches llenas de viento, lluvia y una invitación a divagar o simplemente abrir las cama y escuchar, en silencio, el crepitar de las gotas en el techo.
La noche te incita a ser un trovador, un poeta, un místico... en fin, creo que la noche es el mejor momento para verse uno mismo, ser uno y su trascendencia, ver a Dios y tenerlo frente a frente, en la inmensidad de la noche total.
La noche...
"Claro, claro, usted me dirá que la noche es para dormir" ...Te amo :) ...
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