domingo, 13 de mayo de 2012

Dios sale al paso del hombre...

Hoy tuve uno de esos momentos que van definiendo lo que quiero y lo que anhelo de corazón para mi vida: un taller, dictado por su eminencia el profesor Arturo Bravo, doctor en teología bíblica. En la comodidad de la casa propia (mi parroquia), conversamos, trabajamos y dimos inicio al taller, enfocado este año al Antiguo Testamento, la primera revelación divina consignada en la letra, dado al Pueblo de Israel.

La cosa es que, en medio de tantas cosas interesantes, y que sorprendieron en forma poco agradable a la audiencia (bastaba estar allí para darse cuenta del ambiente helado, en los momentos en que el profe explicaba el concepto de epopeya, en el contexto del libro de Josué), se formuló una verdad presente con fuerza en el AT, y que realmente caló hondo para la mayoría de los presentes... pero en forma negativa.

No me dedicaré a colocar término por término las palabras concretas del profe Bravo, pero explicaré lo que se señaló, algo maravilloso que debe ser tomado en cuenta a la hora de vivir la fe, de sentirla.

En el AT, en varios de los libros, aparecen muchas profesiones de fe, donde Israel proclamaba su adhesión y fidelidad al Dios de sus Padres. En ellas vemos carias cosas en común, y una llaman la atención en particular...

Si analizamos nuestra profesión de fe (conocida como Credo), nos damos cuentas que se trata de una profesión doctrinal, dogmática, done aparecen consignados nuestras verdades fundamentales: Dios, uno y trino, Dios-Padre, Dios-Hijo, Dios-Espíritu Santo, nacido de la Virgen, etc. No es malo, es válido y bueno, ya que han sido usados (son varios Credos los que existen, siendo los actuales los signos Apostólico y Niceno-Constantinopolitano) para contextos concretos de enseñanza de los fundamentos de fe de la Iglesia a los catecúmenos, y que en cada Eucaristía renovamos con fuerza.

Pero vemos en los "Credos" veterotestamentarios (Cfr. Dt 6, 20-24; Sal 136; Jos 24, 1-13) un detalle importante: la mención de hechos concretos de la Historia de Salvación, en donde el Señor sale al paso e interviene en favor de su Pueblo.

Es Dios un dios concreto, que aparece y actúa. Y el Pueblo, que ve actuar a Dios, establece una reciprocidad de alabanza, de adoración y fiel seguimiento. El Pueblo ve en los actos de Dios sobre ellos la confirmación de su existencia, la certeza de que Él es Él que Es y actúa con mano poderosa sobre los pobres, los desvalidos.

Y ésto es importante a la hora de responder a la cuestión de por qué lo adoro, de porqué Dios es digno de alabanza y de culto. No porque sea grande, infinito, todopoderoso... sería esclavitud y respeto basado en el miedo, casi en la burla. No: Dios quiere que le sigamos porque le hace cosas grandiosas, porque actúa en la historia personal y comunitaria; en fin, "porque es eterno su amor" (Sal 136).

Imaginarán las caras de tantos, habituados a una piedad casi pre-CVII...

En fin, una excelente clase, y espero en Cristo Jesús que siga saliendo al paso de nosotros, y que estas clases nos puedan hacer ver el trasfondo fundamental de las Sagradas Escrituras: la experiencia de un Pueblo que responde a la acción del Señor.

Paz.-


pd: Música de Morricone, para la serie "Moisés, el Legislador"... Un momento melódico que ilustra uno de los más grandes, sino el mayor, prodigo de Dios con su pueblo: la Pascua, la liberación de un Pueblo oprimido por el poder de Egipto y de su faraón.

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