Con todo amor y alegría
con toda la esperanza y el hombro,
con cada segundo y experiencia,
brota la vida en un surco.
Y no me digas que la esperanza está muerta,
que los dolores están en direcciones poco rectas,
que la muerte es la señora.
Porque Aquél que es dador y Señor de vida
nos levanta,
y caminamos, y miramos su espejo
pobres
explotados
tristes
desalentados
aplastados.
Y comemos entre ellos,
y les damos
la esperanza en lo pleno,
Dios se pone
con los humildes.
Preparen
los caminos del Señor.
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