Y solo ahí
fue, como entonces,
se abrió
entre el mar sanguinolento,
y las
parras en trotes de mañanas,
como
surgió una canción que emanaba
de una
roca insaciable, de una ola sin angustia
rock para
tus días.
Preciosa
como las joyas del barro
como las
pisadas de las flores de un minuto
la canción
me enseñó que debo amar
a la mujer
mía, a la dicha, a los campos
a los
hombres y a los nubarrones de hombres
rock para
tus días.
Fue por
ahí, en las calles, en bandadas humeantes,
en diarios
para el baño, en la mirada rara,
errante de
tanto errar, por llorar, por gemir
por gozar
húmedas mocedades, por pensar algo
estaba
entregada a sentir una verdad gentil
rock para
tus días.
Soberana
en su manos, en gargantas dolorosas
así le
habló a las gentes, a los gentiles,
a
publicanos fariseos, y a locos, y se dió cuenta
que los
locos volvían a la verdad, para vedar
las sucias
y podridas palabras del fariseo
rock para
tus días.
La canción
no dudo ni por pienso
en buscar
en los odiados espacios que viven,
lejos de
allí, entre pastos, árboles y trenes,
en el
cerro y en el sucio río de arenas y recuerdos
que antes
era libre, hoy solo hilillos frívolos
rock para
tus días.
Y por
casualidad, entre las barras de una casa
entre los
maderos de libros y pan de pascua
por
ventanas y mentes ofuscadas de risa
aparecío
fresca de un rocío, en paz y tormenta
para
gritar con susurros amorosos y sanguinolentos
rock para
tus días
rock para
nuestros días.
(26/04/2009)