viernes, 3 de febrero de 2017

Necesario viaje

El olor de la ruda, un aviso
para partir, una enseña que me lleva
muy
lejos.

Quiere llover la noche, pero mejor
me da la pasada para recordar
y pensar, para nutrir y para
acompañar.

La luz, las veredas, los nubarrones
gente loca y gente triste
gentes.

Volar el vuelo de las noches
que conoció mi bicicleta.

Quizá un metro más, quizá
un sueño de lunas rotas,
o mejor un suelo donde posar
y tener presente.

Es el corazón del sueño,
o el sueño del corazón

cordial
recuerdo

cuerdo y con mis fantasmas lejos,
hasta que vuelve la ruda de la meta.


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